Estas son las consecuencias de la caza en Tenerife.

Esta práctica no solo ha causado estragos en la fauna y flora rica y endémica de las islas y la macaronesia mediante la introducción de fauna invasora y la suelta indiscriminada de animales en los cotos que se reproducen descontroladamente alterando el entorno, la contaminación por metales pesados del suelo y los acuíferos, tan vitales, sino que también causa un sufrimiento atroz tanto en las víctimas directas de las cazerias como en las indirectas: perros de caza, generalmente podencos o pointers y hurones.

Estos animales generalmente no solo sufren en condiciones de miseria durante la época de caza, sino que también suelen morir en condiciones penosas cuando esta acaba: ahorcados, de un tiro, por deshidratación o inanición, abandonados y atropellados o congelados o acabando su vida en un albergue. Eso quitando los que no mueren debido a enfermedades y heridas no tratadas o alguna paliza o ataque.

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Desde asentamientos regados por el espacio público explotado ilegalmente hasta comida putrefacta y agua verde o negra que es un cultivo de bacterias y moho , si es que la hay.
Animales acinados, viviendo entre sus heces y soportando ese olor constantemente, muchas veces con cadenas que a duras penas les permiten echarse, malviviendo a la intemperie entre chatarra y materiales peligrosos o encerrados en casuchas sin casi ver la luz del sol y muchos de ellos con heridas provocadas por los que deberian cuidarles, con miedo a los humanos y sin aire fresco ni estirar las piernas salvo jueves y domingos.

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Sin duda, los casos más difíciles de solucionar son los de cazadores, que se van con sus amigos del SEPRONA de caza cada domingo. Y esto no es injurias, miembros del SEPRONA han comentado a voluntarios de Sin Voz Tenerife que conocen a tal o tal denunciado de irse de caza juntos. Penoso, pero explica muchas cosas.